Es difícil mencionar algún aspecto positivo durante el brote mundial del virus COVID-19, pero sin duda la capacidad antimicrobiana del cobre y cómo funciona la misma, es una historia que desde Atlantic Copper queremos compartir, pues nuestro principal producto, el cobre, es el mayor combatiente de virus de todos los tiempos.

Incluso podríamos llamar al cobre el enemigo mortal del COVID-19. Y aquí está la prueba: La Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. tiene registradas más de 500 aleaciones de cobre como materiales antimicrobianos para la salud pública.

El cobre es, incuestionablemente, el material antimicrobiano más potente de todos los tiempos, un hecho que resulta hoy más importante que nunca teniendo en cuenta la situación actual que vivimos con el COVID-19 y otros patógenos. Esto no es nuevo para nosotros, ya que hace 5.000 años los egipcios se dieron cuenta de que el agua almacenada en las urnas de cobre tenía un sabor mucho menos desagradable que el agua almacenada en otro tipo de recipientes.

Otros metales antimicrobianos, como el cobalto, el zinc, el níquel e incluso el oro, se consideran también bastante buenos. Además, está la plata, que durante mucho tiempo ha sido considerada mejor que los anteriores, pero solo es antimicrobiana cuando está húmeda.

El cobre, por el contrario, mata microbios y bacterias tanto en superficies húmedas como en secas, y lo hace más rápido que otros metales, independientemente del nivel de humedad. En cierto modo, podríamos decir que el cobre es muy parecido a aquellos maestros de artes marciales de las viejas películas de acción cuya habilidad con las manos y los pies era tal que se erigían en auténticas armas letales.

Los ataques letales del cobre

Dentro de los ataques más mortíferos del cobre, descubrimos cinco que son el terror de gérmenes, bacterias y hongos. El más poderoso de todos ellos es sin lugar a duda la oxidación.

Pongamos por ejemplo que este enemigo microbiano, que podría ser un virus, aterriza en forma de pequeñas gotitas sobre una superficie hecha de cobre o de una aleación de cobre. En ese momento, como primera línea de ataque, el metal antimicrobiano, atraviesa las paredes celulares usando el mismo proceso que hace que los metales se oxiden cuando reaccionan con el agua.

Los metales se oxidan porque su naturaleza atómica les permite robar electrones de elementos como las paredes celulares de los microbios.

Mientras que otros metales son un poco quisquillosos y sólo quieren un cierto número de electrones, el metal rojo no tiene problema en atraer a muchos de ellos. De este modo, los átomos oxidantes del cobre roban los electrones de las paredes del microbio, así como su suministro de oxígeno y proteínas.

Una vez que las paredes han sido atravesadas, el cobre despliega tres nuevas armas que:

  • Interrumpe la línea de suministro de energía al microbio
  • Destruye las armas del microbio para infectar y propagarse
  • Daña y destruyen el ADN del microbio

Por si fuera poco, el quinto y último ataque consiste en enviar radicales libres a todas partes.

Estas moléculas de oxígeno e hidrógeno nacidas de la caótica guerra de electrones, libran independientemente su propia batalla, robando sus propios electrones y desencadenando todo tipo de daños en la composición celular del microbio ofensor.

Es cuestión de tiempo

La forma en que el cobre derrota a los microbios y las bacterias es similar al plan de ataque que los virus y las bacterias ejecutan en su propagación inicial. El COVID-19 se caracteriza por su alta propagación y capacidad de contagio. Por lo tanto, mantener las medidas de distanciamiento social e higiene son lo más importante. Siguiendo estas recomendaciones podemos mantener el virus lejos de nosotros.

Por otro lado, el poder del cobre para derrotar a los microbios es rápido y casi instantáneo, pues, aunque 4 horas puede parecer mucho, si lo comparamos con otras superficies, el cobre es sin duda el el ganador.

Aquí podéis ver cuánto tiempo es detectable el COVID-19 en el aire y en otras superficies:

  • Aire 3 horas
  • Cobre 4 horas
  • Cartón 24 horas
  • Acero inoxidable de 2 a 3 días
  • Plástico 3 días

Para más información sobre el poder antimicrobiano del cobre: